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Nuestro primer "bache" en Monigote

Es increíble como un ser tan pequeñito con a penas 2 años y casi 4 meses pueda demandarme tanta atención y tiempo. Ojo! Con esto no me quejo, solo estoy pensando en voz alta. Hace días que quiero retomar con fuerza el blog y volver a escribir como antes, pero no puedo. No me deja. No me da. ¡NO DOY! Pero aquí estoy de regreso contándoles sobre nuestra nueva aventura. 

Este es nuestro primer acercamiento a lo que más adelante se convertirá en un “nido”. Aún no damos ese paso, pero estamos yendo a un lugar llamado “Monigote” dónde hacemos juego libre y acompañamiento para Sofia y también para mí. ¿Qué? ¿Cómo que acompañamiento para ti? ¿Cómo se come eso? Ahhhhhh... ahora les cuento con más detalles.

Nosotras

Los padres y las madres también vivimos etapas, crisis con avances y retrocesos. Sentimos bonito y sentimos feo también. Somos seres humanos. ¿No creerán en ese cuento de que los papás y las mamás somos perfectos no? Para mi ha sido una gran paso permitir que mi hija, mi todo, sea parte de la vida de otras personas “ajenas” y esas personas también formen ahora parte importante de su vida. Ya no somos sólo su papá y su mamá o su “Amo” (mi mamá) y su papapa. Ahora me pide que dibuje dentro de su familia a “Milenka” o “Miyenka” como le dice ella y “Mariafe” Sus dos nuevos adultos de referencia ♥️. Las dos personas que crearon este hermoso espacio llamado “Monigote”. Si mi Sofis las quiere mucho a ellas dos, pues yo también a ellas. Ellas también son parte de mi vida ahora.

Si bien es cierto, La Sofis es una niña en extremo de conversadora y sociable (¿A quién habrá salido 😜?). No ha tenido ningún problema en integrarse al grupo y a este nuevo lugar. Sin embargo a pesar de su personalidad independiente y desenvuelta, no todo ha sido bonito. Hemos tenido días y días, como todos pues no? ¿Quién no tiene días que no quiere levantarse de la cama? O ¿cero ganas de chambear? O hasta de bañarse 😅. Bueno pues, les cuento que hacia la tercera clase en Monigote, La Sofis fue feliz, pero en el trayecto de ida me decía que quería jugar conmigo y que quería entrar conmigo y estar conmigo y conmigo y conmigo y conmigo. Esto me desconcertó, ya que ella SIEMPRE está conmigo, dentro o fuera de Monigote. Es mi pegaloco literal. Cuando llegamos no quiso bajar del carro y se puso a llorar como si la estuviera llevando al doctor (que por cierto ODIA) y me suplicaba por favor no entrar, cuando todos los días había ido feliz de la vida a Monigote y donde inclusive tenía que sacarla porque seguía jugando hasta cuando había termina la sesión. No entendía nada y me sentí confundida y angustiada. No sabía qué hacer. Pensé en subirla al carro de nuevo y salir corriendo a la casa o donde ella quisiera con tal de que no lloraba. Pero algo me decía que debía quedarme y acompañarla más no “encerrarla” en la burbuja de “mamá Gallina”. La abrece muy fuerte y entramos juntas. Todo el tiempo cargada. Me pidió sentarnos en el columpio y abrazarnos fuerte como siempre lo hacemos cuando ambas necesitamos confort. Seguía llorando pero tenía a Milenka y a Mariafe cerca a mi dándome palabras de contención mi! Si a mi! Un acompañamiento a la mamá. Súper serenas y cálidas. Les juro que yo también quería ponerme a llorar. De hecho se me quebró la voz en algún momento mientras conversábamos pero siempre traté de ser el sostén que Sofia necesitaba que fuera. La Sofis se fue calmando con mis palabras de “aquí estoy para ti” y mi mejor abrazo. Cuando se calmó por completo (a los 10 minutos). Me pidió bajarse y jugar. Estuve con ella y ella se fue soltando de a pocos. Cuando se iba sola por mucho rato, regresaba a cerciorarse de que yo estuviera ahí. Yo siempre acompañándola pero dándole su espacio también. Ese día terminó la sesión de la mejor manera.

Acompañamiento y juego libre

Cuando pude conversar más tranquila con Milenka, ella me comentó algo bastante interesante y lógico. Sofía estaba ya empezando a crear sus propios lazos de confianza y afecto con otros adultos a los que ella no estaba acostumbrada, cómo en este caso Milenka y Mariafe y esto la podía desestabilizar en algún momento. Y pues tenia todo el sentido. La Sofis había estado jugando las dos clases anteriores con ellas dos de lo más feliz! Sin siquiera mirarme 😭 y a pesar de que yo podía sentirme “algo celocilla”😳, estaba pasando lo que yo quería que pase: Que La Sofis pudiera también tener otros referentes en su vida en los cuales confiar. Esta sensación a ellos les puede generar confusión, ya que piensan que solo sus cuidadores principales son capaces de cuidarlos o encargarse de ellos y cuando se dan cuenta de que existen otras personas que también pueden hacerlo y bien, esto les creo ansiedad y es ahí donde quieren volver desesperadamente a lo de antes. Por eso ese quiebre ese día con ella. Nada de esto lo iba a poder descifrar yo sola, pero Milenka y Mariafe supieron entendernos y explicarme qué estaba pasando. Ambas me felicitaron también por no haberme llevado a La Sofis. Me dijeron que realmente mis palabras y abrazo de contención eran la mejor solución para esa situación. Huir no era una opción para mi, aunque en un momento pensé en hacerlo. Pero una vocecita me dijo: QUEDATE! Respira y Sostén! Agradecí por completo que ellas nos hayan acompañado en ese momento tan confuso y duro para las dos.

Descubriendo el mundo juntas

Si están en el proceso de transición al nido o ya en el nido y sus peques no se sienten aún del todo bien, no duden en buscar apoyo moral de las profesoras. Si ellas realmente tienen vocación créanme que lo harán con todo el gusto como lo hicieron “Miyenka” y Mariafe😍😍.

Finalmente quiero compartir con ustedes unos consejos que estoy segura pueden servirles para cualquier proceso nuevo de adaptación:
  1. COMUNICACIÓN: Entre tu y tu hijo, entre tú y las profesoras, entre tú hijo y sus profesoras. Es primordial que antes de llevar a tu peque al nido, a la cuna, a la estimulación, a donde sea, le puedas explicar a dónde están yendo y qué es lo que ocurría ahí. Recordándoles siempre que ustedes estarán acompañándolos o recogiéndolos o enviando a alguien para que lo haga. En casa busca también conversar sobre lo qué pasó ese día, sobre cómo se sintió y las cosas que hizo. Tu también se honesta con tus emociones y tus relatos. Cuéntale cómo te fue a ti en tus primeros días de nido y colegio. Hayan sido buenas o malas experiencias. Siempre comentando que son cambios y que a veces nos tomará más tiempo o menos acostumbrarnos pero que finalmente lo lograremos juntos 🙌🌟💪. También conversa con las profesoras y encargadas del cuidado de tu peque. Ellas necesitan que tú confíes en ellas. Lo mejor siempre será hacer consultas directamente con ellas, ya que son las encargadas de ver el avance o el “retroceso”. Lo que te comenten otras profesoras de otros nidos o centros, tómalo con pinzas porque ellas no conocen a tu peque tanto como las que se encargan realmente de él/ella.
  2. PACIENCIA: Como en todo la maternidad y paternidad. Mucha paciencia. Pedirle a tu peque que se acostumbre a estar sin ti, en un lugar nuevo que no conoce con gente extraña por todos lados y con muchos niños con emociones a flor de piel, puede ser estresante para cualquiera. Trata de ponerte en sus zapatos por un rato también. Que sean bebés o niños no significa que esto sea fácil para ellos.
  3. CUÉNTALES CUENTOS: Historias, libros, comics, dibujos o lo que consideres te puede sumar para este proceso de adaptación al nido. Ya sabes que contar tu propia experiencia o la del papá podrían permitir que tu peque también se sienta identificado y menos ansioso al respecto.
  4. DÉJA QUE PARTICIPE EN LA PREPARACIÓN AL NIDO/ADAPTACIÓN: Permítele que te ayude en casa haciendo su loncherita y eligiendo su ropa para ese día y si es factible que ya se cambie solo mejor! Esto les creará mucha más emoción y ganas de ir, ya que se sentirán mucho más parte del proceso. Afirmando sus gustos y preferencias. Todos estos rituales fortaleces el autoestima de nuestros hijos.
  5. NO COMPARES: No le digas jamás: “Mira como Pepito no llora y se queda tranquilo”, “Tu hermano no lloró nunca en el nido”, “Los niños grandes no lloran”, Etc. Nada de eso sirve. Lo único que estás haciendo es machacando más su autoestima y haciéndolo sentir inseguro y que no es “suficientemente” bueno. Nada de esto sumará a que tu peque se acostumbre más rápido. Todo lo contrario. Dale palabras de aliento y aplaude sus avances por mas “pequeños” que te parezcan. Recuerda que de poquito en poquito se llega lejitos 😜.
Nuestro querido Monigote

Un abrazo mis Mombies Bellas y espero les haya servido este post.



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